GNL, gas natural licuado
El gas natural es una fuente importante de energía y el combustible fósil menos contaminante. Está compuesto principalmente por metano, la molécula de hidrocarburo más simple, que dota al gas natural de ventajas significativas en seguridad y reducción de emisiones frente a otros combustibles fósiles.
El gas natural licuado o GNL, es gas natural en estado líquido, tras un proceso de licuefacción o enfriamiento a aproximadamente -162 ° C, para facilitar su almacenamiento y transporte. El GNL es inodoro, incoloro, no tóxico y no corrosivo.
El gas natural se convierte en gas natural licuado en las plantas de licuefacción desde donde se transporta a las terminales de GNL. En las terminales de GNL vuelve a su estado gaseoso (regasificación), y se incorpora a las tuberías de transporte y distribución hasta el consumidor final (principalmente para usos industriales, plantas de energía y demanda comercial y doméstica). Esta es la cadena tradicional para el GNL.
Cada vez es más popular el uso de GNL en multitud de aplicaciones. Entre estos otros usos, el GNL tiene un enorme potencial como combustible alternativo a los combustibles tradicionales en el sector del transporte, reduciendo las emisiones, diversificando la dependencia energética y reduciendo costes.
El GNL contribuye a una economía baja en carbono ya que reduce las emisiones de CO2 entre un 20 y un 30%. Además elimina las emisiones de óxidos de azufre (SOx), partículas (PM) y reduce sustancialmente los óxidos de nitrógeno (NOx), lo que ayuda a cumplir con las cada vez más exigentes normas medioambientales en el sector marítimo. El GNL es el combustible del presente y del futuro en el sector marítimo y pesado.